Durante 2012 hice un experimento que escuché por primera vez a un amigo: tomar una hoja con un calendario del año y colorear cada día en función del estado de ánimo. Había tres colores: el naranja para los días buenos, el morado para los días malos, y el gris para días muy malos (fallecimientos, accidentes, enfermedad... en fin, aquellas cosas en las que no queremos ni pensar). Los días normales también son considerados días buenos (porque cuanto más mayor te haces, eso de "no news, good news" se hace más presente).
El criterio era: "¿con qué sensación me acuesto hoy?", y este ha sido mi año 2012:
Las principales conclusiones que saco son:
- No ha habido días grises. Eso ya hace que sea un buen año.
- De los 366 días del año, 70 han sido malos y 296 buenos. Eso supone un 19% de días malos del año, es decir, menos de 6 días malos al mes.
- El periodo más largo de días buenos ininterrumpidos fue desde el 3 de agosto hasta el 5 de septiembre, más de un mes.
- El periodo más largo de días malos fue justo después, desde el 6 hasta el 8 de septiembre, apenas 3 días.
- El mes con más días malos ha sido enero, probablemente por el proceso de readaptación, recién llegado a España desde mi viaje por Latinoamérica de 2011.
- El día de la semana con más días malos ha sido el domingo, con 14 días malos. Después el lunes, con 13 días malos, y luego el sábado, con 11. Este dato es bastante llamativo: los fines de semana no son mis días favoritos, ni cuando he estado parado, ni cuando he trabajado.
Otros datos que el calendario no revela, pero que yo sí que soy capaz de interpretar son:
- Mi vida ya no se rige por la "regla de los 9 meses". Cada nueve meses experimentaba cambios importantes, y este año no se ha cumplido. En consecuencia, ya empiezo a ver mi vida como una línea continua más amplia.
- He conseguido cumplir todos los objetivos que me marqué para el año, algunos de ellos realmente ambiciosos, a la par que sencillos.
- El 14 de febrero sigue siendo un día importante. En este año me despidieron de un currele que tuve durante unos días en el mismo momento en que abría "Picor Cerebral". :o)
Después de agosto normal tener días malos. Pasan las vacaciones y tendemos a echarlas de menos. Buena idea, igual lo hago! Oliver tweet
ResponderEliminar¡¡Felicidades, amigo Oli!! Poca gente podría presumir de un balance como el tuyo. Oye, me gusta el juego. Voy a ver si soy constante y hago yo lo mismo; creo que voy a empezar por marcarme un período más corto: un mes. Luego lo iré aumentando. Salud(os).
ResponderEliminar¡Gracias a los dos! Recomiendo que lo hagáis, que con el tiempo se recogen los frutos y se evalúa muy bien el año sin dejarse influir por las típicas evaluaciones puntuales de Nochevieja.
ResponderEliminarOLI I7O
Cómo mola :) cuando vi la imagen de la entrada, al primer vistazo (antes de leer) me dije ¡leñe! Esto es como lo que hago yo, ¿de dónde habrá sacado Oli la idea? Ya no me acordaba que habíamos hablado de esto. Está estupendo, y me alegro de haber participado en la inspiración (¡qué callado te lo tenías!).
ResponderEliminarPor cierto, aquello de que los fines de semana son, notablemente, los días más negativos coincide a la perfección con las investigaciones que realizó el famoso psicólogo Mihály Csíkszentmihályi. Según él, la felicidad está íntimamente relacionada con el flujo (sigue el enlace para leer más). En este vídeo Punset habla con el psicólogo sobre este tema.
ResponderEliminar¡Gracias! Conocía el concepto de "flow". Yo soy anti-gente anti-lunes.
ResponderEliminarOLI I7O