lunes, 4 de noviembre de 2013

Esta foto me ha costado mi puesto de trabajo

Mirad esta foto. Se trata del llamado "Faro Les Éclaireurs", popularmente conocido como el "Faro del fin del mundo", en la punta sur de Ushuaia, Argentina. Hacer esta foto me ha costado mi puesto de trabajo.


Vale, lo sé. Suena dramático. Pero si os cuento qué hay detrás de esta afirmación, veréis que no es tan descabellada. Antes, os pongo en antecedentes: yo trabajé en una empresa entre 2008 y 2011, el año que decidí dejar voluntariamente ese trabajo para emprender durante casi un año el viaje que muchos conoceréis. A los seis meses de volver, me ofrecieron reincorporarme a mi puesto, probablemente motivados por mi demostrada competencia durante la etapa anterior.

En esta etapa ha sido todo diferente. La crisis ha obligado a unos recortes de personal que durante este año han afectado a varios empleados, entre ellos yo. Así pues, el jueves pasado, decidieron terminar mi contrato, o sea, despedirme.

Vaya por delante que no hay rencor, en absoluto. Esta empresa me ha permitido crecer profesional y personalmente en muchos aspectos, y conocer a muchas personas que hoy llamo amigos. La reflexión que creo que merece la pena sacar es la siguiente: alguien me insinuó que si no me hubiera ido de viaje, ahora tendría una antigüedad tal que hubiera sido inmune al despido.

Y tenía razón: si no me hubiera ido de viaje, posiblemente hubiera estado en el grupo de los "caros de despedir". Pero tampoco hubiera vivido nada de lo que viví en aquel viaje épico. No cambiaría los paisajes, los abrazos, la libertad, las penas, las pasiones, no saber dónde dormir cada día, la fiebre delirante que sufrí en Chiapas, el miedo que pasé en Managua, la sonrisa de Adriana cuando jugaba con ella en aquel hospital de Bolivia, la visión de despertarme entre moáis en la Isla de Pascua... no cambiaría nada por una supuesta inmunidad a un despido. Yo he elegido viajar como un modo de vida, no como la idea de "desplazarse de un lugar a otro".

El sistema actual promueve la cultura del miedo, la cultura del "no se te ocurra abandonar tu zona de confort". Así que para mí, esto es muy fácil: ¿es tranquilizador saberse inmune a un despido solo porque eres caro de despedir? ¿Compensa dejar de cumplir un sueño por una supuesta (e ilusoria) estabilidad? Rotundamente no. Yo apuesto por una vida apasionada, y ya saldré adelante como sea. Sé que todo va a ir bien, no es el fin del mundo.


7 comentarios:

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    1. ¡Gracias, Elena! :o) Ahora toca ser consecuente de una vez por todas. ¡Un abrazo!


      OLI I7O

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  2. ¡Hiciste muy bien! A corto plazo estas decisiones tienen estas consecuencias, pero a largo plazo implican tener una vida que merece la pena vivir.

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    1. Eso espero... y a medio plazo, tendré más tiempo para otras cosas, por ejemplo, montar vídeos. :D


      OLI I7O

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  3. Como hace mucho que no comento, permíteme un comentario muy extenso para un blog. Es un fragmento de "Némesis", una novela de Philip Roth sobre una epidemia de polio en una ciudad estadounidense durante un verano de la II Guerra Mundial, epidemia que está afectando especialmente a los niños de un barrio judío (Weequahic). El protagonista es un chico joven que trabaja de monitor deportivo en una escuela de verano, se trata de la conversación que tiene con un médico, el padre de su novia, cuando va a pedirle opinión sobre si sería mejor cerrar el centro. La respuesta del médico me parece muy apropiada para la época que vivimos:
    "- ¿Habría que cerrar el centro?
    - Tú eres el responsable -replicó el doctor Steinberg-. ¿Habría que cerrarlo?
    - No sé qué pensar.
    - ¿Qué harían los niños si no pudieran ir al centro? ¿Quedarse en casa? No, jugarían al softball en algún otro lugar..., en las calles, en los solares vacíos, irían al parque para jugar al softball. No puedes evitar que se reúnan tan sólo expulsándolos del centro. No se quedarán en casa: se reunirán en la confitería de la esquina, jugarán con las máquinas del millón, se zarandearán y darán empujones para divertirse. Beberán de las botellas de refrescos de sus compañeros, por mucho que les digas que no lo hagan. Algunos estarán tan inquietos y aburridos que irán demasiado lejos y se meterán en líos. No son ángeles..., son muchachos. No estás haciendo nada que empeore las cosas, Bucky. Por el contrario, lo que haces las mejora. Estás haciendo algo útil. Contribuyes al bienestar de la comunidad. Es importante que la vida del barrio prosiga como de costumbre pues, de lo contrario, las víctimas no serán sólo los afectados y sus familias, sino todo Weequahic se convertirá en víctima. En el centro ayudas a evitar el pánico controlando a los chicos mientras ellos juegan a sus deportes favoritos. La alternativa no es enviarlos a otro lugar donde escapen a tu control. La alternativa no es encerrarlos en sus casas y llenarlos de temor. Estoy en contra de que asuste a los niños judíos. Estoy en contra de que se asuste a los judíos, y punto. Eso fue en Europa, por eso los judíos huyeron. Esto es Estados Unidos. Cuanto menos miedo, mejor. El miedo nos castra. El miedo nos degrada. Contribuir a reducir el miedo: ésa es tu tarea y la mía."

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