jueves, 18 de octubre de 2012

Tres lecciones de boxeo

Llevo tres semanas aprendiendo a boxear. El boxeo ha sido en el cine un símil recurrente para representar la lucha dentro y fuera del ring. Yo, en este tiempo, he sacado tres enseñanzas:
  1. Cuando te pones los guantes por primera vez, sacas una persona que siempre estuvo ahí.
  2. No puedes aprender a boxear sin pretender recibir ningún golpe.
  3. Todo el mundo, tarde o temprano, acaba bajando la guardia.

sábado, 6 de octubre de 2012

ANIVERSAR10

Hoy es el décimo aniversario de mi mudanza a Madrid. Atrás dejé una Murcia eufórica por la incipiente industria inmobiliaria. La Murcia del "Agua para todos", que aún preside el Ayuntamiento como una mentira monolítica que sigue manipulando ideologías caducas. La Murcia del "Murcia, qué hermosa eres", una de las muchas plataformas de blanqueo de dinero auspiciadas por los caciques que un día decidieron que en la cultura ya no cabía el teatro, la danza o las salas de exposiciones.


En estos diez años he vivido en siete casas, en seis edificios, en cinco barrios. En ellos, he conocido un Madrid que me ha acogido con lo mejor y lo peor de las grandes ciudades. Aquí están las distancias imposibles de caminar, los alquileres desmesurados, las diversas etnias que luchan por una vida mejor a miles de kilómetros de sus familias. Aquí están las borracheras sin sentido, los charcos de besos escurridos en tantas esquinas de la ciudad, el recuerdo de un amigo que se fue a otra vida.

Están los amigos que he hospedado, el olor a orín al volver de madrugada. Está la fascinación de los turistas, los bares por descubrir y las visitas al dentista. Mientras mi gente en Murcia se casa, tiene hijos y van a comer a casa de sus suegros los domingos, yo sigo preguntándome si esa vida también será para mí algún día. Te odio, Madrid. Te amo, Madrid.

Te amo, te odio. Me has hecho crecer y tocar el barro que solamente mis sueños se atrevían a moldear. Me has dado el amor. Me lo has arrebatado. No eres mejor que la Murcia mortecina donde todos dicen que se come tan bien. Eres un nido de angustia para muchos, y deleite para otros.

Pero eres quien ha estado ahí desde hace diez años. Intenté escapar de tu podredumbre, pero siempre has sabido reconciliarme, una y otra vez. No sé dónde estaré dentro de diez años. Quizá habré sido engullido por tus implacables fauces. Pero hoy, hoy, mierda de ciudad, te quiero. Me desvivo por defenderte cuando salgo del país. Busco tus zonas erógenas para hacerlas mías, y que sudes fuego a cada paso mío entre tus calles. Tú, Madrid, me inspiras. Y luego me exhalas, abandonándome de nuevo a mi propia suerte.