domingo, 26 de febrero de 2012

¿Por qué la vida es compleja?

Nuestra vida es el resultado de interpretar lo que percibimos. Los sentidos nos proporcinan una raquítica imagen del mundo, que aliñada con un poco de distorsión interpretativa de los hechos, provoca un cóctel letal de irrealidad y complejidad.

Siempre se ha dicho que solamente usamos en torno al 10% del cerebro, lo cual, así planteado, no es cierto. Salvo en el caso de los tertulianos de "Sálvame", todos usamos todas nuestras neuronas, sólo que no simultáneamente. Ese pequeño porcentaje mencionado es lo que suele usarse a cada momento. Según el prestigioso neurocientífico Xurxo Mariño, "Todos usamos el 100% de las neuronas que tenemos. Lo que sí cambia de una persona a otra es cómo las usamos".

Ahí está la clave. Usamos todo el cerebro, pero ¿cómo lo usamos? El cerebro es el encargado de dar cohesión a la información enviada por los sentidos del olfato, vista, etc, y en base a ello ejecuta unas órdenes u otras sobre el resto de órganos y glándulas.


Esa cohesión, la verdad sea dicha, al final resulta bastante distorsionada. ¿Realmente esta camiseta que vemos es amarilla, o nuestros ojos, capaces de percibir cierto rango de ondas, nos hace creer que es amarilla? Es más, la máquina con la que he hecho la foto, ¿no está diseñada para complacer a nuestro cerebro capturando los colores de esa forma?

Cohesión tiene, sí, pero lo de la coherencia es otra historia. Y es que el cerebro es un órgano fascinante a la par que mediocre. La vida es compleja, porque se construye sobre interpretaciones complejas de nuestro entorno. Y siempre, siempre, esas interpretaciones se quedan cortas con respecto a la realidad. La vida, por tanto, es compleja... y limitada.

El cerebro es ese pésimo empleado que lleva toda la vida en la empresa, que no da pie con bola y que no se le puede despedir porque le saldría demasiado caro a la pyme del cuerpo. Y mientras esté ahí, seguirá haciendo su trabajo de aquella manera. No está mal para un órgano de apenas kilo y medio, y que demanda el 20% de la energía.

5 comentarios:

  1. Hm... pienso en la forma de usar mi cuerpo para desplazarme. Andando o corriendo. Y el tiempo que tardo es entre dos y cuatro veces más de lo que tardo con mi bici yendo tranquilo. En ambos casos uso mis músculos para desplazarme, pero con la ayuda de la maquinaria de la bici mis músculos aprovechan su potencia de forma mucho más eficiente. De hecho, un tipo normal como yo va en bici ligeramente más rápido que el campeón mundial de maratón.

    Y yo me pregunto ¿qué maquinaria? ¿qué algoritmo podría utilizar para que mi cerebro fuera mucho más eficiente y llegara a las grandes ideas cuatro veces antes?

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  2. Quizá necesitaríamos a "alguien" totalmente externo a la raza humana terrícola para que nos dijera qué es exactamente "lo que es", lo que percibimos; porque todos nosotros compartimos esa deficiencia sensorial y cognitiva, y tenemos una idea del mundo que no es ni fiable ni real.

    ¡Toc, toc! ¿Hay alguien ahí fuera?

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  3. Esto... yo lo que percibo es que esa camiseta es la de Picolino!
    Tarde... lo sé, pero tengo la mayoria de mis neuronas en mil cosas!

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  4. Caramba, es verdad, no había caído :D

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  5. Jeje... sí, hay (y habrá) muchos guiños, y cosicas que ya iréis viendo (una pista, mirad el último vídeo de Planeta Oli)


    OLI I7O

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